IMPEACHMENT
El juicio político contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, continuó ayer con una creciente tensión, continuas descalificaciones e insultos, que llevaron al presidente del Senado, Renán Calheiros, a decir que se sentía en un "manicomio".
Los ánimos de los senadores se volvieron a caldear en la recta final del proceso de destitución de Rousseff, que sus defensores intentan dilatar mediante la presentación de numerosas cuestiones previas que han motivado airadas protestas de la mayoría adversa a la mandataria.
El enfrentamiento dialéctico subió de tono y el propio presidente del Senado llegó a perder la compostura que ha mantenido a lo largo del proceso cuando se enzarzó en una discusión con la senadora Gleisi Hoffmann, una de las más fieles escuderas de Rousseff.
Los adversarios de Rousseff, atribuyeron la bronca a la ‘agresividad' de Farias y sus colegas. ‘Iniciaron un festival de la provocación y nosotros hemos caído en su anzuelo. Ellos están adiestrados para provocar', declaró el senador Jose Agripino, del derechista partido Demócratas (DEM).
Pasado ese lapso, y con los ánimos aparentemente más calmados, el trámite fue reiniciado y el pleno comenzó a escuchar a los seis testigos presentados por la defensa, una etapa que deberá concluir hoy.
Luego habrá un receso hasta el lunes, cuando Rousseff presentará sus alegatos de manera presencial y, tras un posterior debate, se realizará la votación final sobre su destitución, que tendrá lugar el martes.
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PERÍODO
1 De enero de 2019 concluye el mandato de la presidenta