Lo importante no es ganar sino competir, reza el lema del olimpismo mundial. La mercantilización de todo no dejó al deporte por fuera. Por eso, hoy día, nuestros deportistas aficionados, compiten en notoria desventaja contra los superatletas del primer mundo.
A lo largo de nuestras participaciones olímpicas, solo tres medallas han obtenido nuestras delegaciones y con ello un sentimiento de fracaso invade el sentimiento nacional, recayendo sobre los gobiernos, la culpa del malestar. Sobre el particular, mi amigo Padilla, muy ligado del boxeo, es de los que sostiene que ‘el Estado debe ver el deporte como inversión y no como gasto'.
Si el podio olímpico, es la máxima aspiración de todo, atleta, entonces la medalla recibida, solo es el reconocimiento a su esfuerzo y sacrificio personal de largos años. Pero, tras el atleta ganador se ha venido activando toda una estructura compleja, que incluye recursos estatales, el aporte económico de una transaccional, y el sentimiento de grandeza nacional de todo un pueblo.
En nuestro país, el sueño del oro olímpico, lo avala en silencio su familia, uno de esos muchos entrenadores con alma de Quijote, y uno que otro político, siempre y cuando el prospecto pose a su lado. Y de la nada, el día esperado de la competencia, todos nos sentimos con derecho de exigirle el máximo rendimiento, a ese ‘muchacho o muchacha', que el día de su despedida, a las malas les acompañaban sus padres.
Y luego, guiados por la prensa especializada, todos lanzamos piedras contra ‘el perdedor', pues no se le perdona que nos haya amargado la ‘carne asada' que preparamos para la fecha. Es una perfecta necedad que alguno sienta que pueda disgustarse porque fracasamos en Río 2016.
Somos un pueblo al que el triunfo no le coquetea porque todos nuestros indicadores sociales indican nuestras ‘precarias condiciones' físicas, morales y espirituales. Hemos llegado al punto en que nuestro sentimiento patriótico ha quedado atrapado en lo deportivo. La construcción es una patria grande, no ha llegado a convertirse en la meta de los panameños. Cuando ese sentimiento se apodere de nuestra conciencia colectiva, nos ‘lloverán las medallas'.
* Abogado y docente
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TRAS EL ATLETA ganador se ha venido activando toda una estructura compleja, que incluye recursos estatales, etc.