En las ruinas de Manta, una de las ciudades devastadas por el sismo que arrasó gran parte de la costa de Ecuador, los socorristas siguen buscando víctimas desaparecidas, la mayoría de las veces en vano. De hecho, el olor a cuerpos en descomposición flota por todas partes en este barrio comercial, situado frente al mar, donde ninguna manzana conserva una construcción intacta.
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